- El arte de la felicidad #
Una señora llamada Kisogotami lloraba cada día desde que murió su único hijo. ¡No podía aceptar la pérdida! Incapaz de superarlo decidió buscar una medicina que devolviera a la vida a su hijo. Durante su búsqueda se encontró con Buddha y le preguntó: “¿Puedes hacer una medicina que me devuelva a mi hijo?”. “Se de una medicina que lo puede conseguir”, respondió Buddha, “Pero necesito un ingrediente muy importante para fabricarlas”. La mujer, aliviada al escuchar las buenas noticias, preguntó: “Dime que necesitas”. “Necesito un puñado de semillas de mostaza, y esas semillas deben venir de una casa donde no haya muerto ningún niño, padre o sirviente”, dijo Buddha. Kisogotami comenzó a buscar ese puñazo de semillas de mostaza preguntando en todas las casas de su pueblo. Luego continuó en el pueblo vecino y por todo la provicincia. Hasta que al final se dió cuenta que en todas las famílias alguien había muerto. Al ver que no estaba sola en su sufrimiento, volvió a ver a Buddha que le dijo, “Pensaste que tú eras la única que ha perdido un hijo, en el universo nada permanece, el universo de un continuo fluir”.
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