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Si hoy diéramos un plano de la antigua Alejandría, veríamos un lugar
metódico, un sistema reticular de bulevares y pasajes. Al este, un
Barrio Judío densamente poblado, mientras que la Biblioteca y el Museo
se hallan en el centro, en el Barrio Real. La ciuad está rodeada de
agua, con el Gran Puerto (donde se hallan los palacios reales) en
pequeñas islas, al norte. En el puerto se levanta el Faro, una de las
Siete Maravillas del Mundo, de más de cien metros de altura, y sobre él
arde una llama que, reflejada por un espejo, es visible a una distancia
de 50 kilómetros mar adentro. Sería difícil no percibir la metáfora:
Alejandría era una atalaya, un hito liberado y liberador en una ciudad
que palpitaba con el pensamiento más avanzado.
- Cinco cosas increíbles sobre la Biblioteca de Alejandría: el centro del saber del mundo antiguo #
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