dilluns, 16 d’abril del 2007

Algú amb prinicpis

Muchos soberanos creían estar dotados para las artes -ya fuera música, pintura, poesía, etc.-, y en ocasiones se aprovechaban de su elevada posición para cosechar críticas favorables de sus artistas súbditos.

Tal fue el caso de Dionisio, tirano de Siracusa, impenitente creador de horribles poesías, para tortura del poeta de la corte, Filoxeno. Se cuenta que hizo comparecer a éste a su presencia, y le entregó la última serie de poemas que había perpetrado, pidiéndole su opinión.

Filoxeno, con bastante más amor al arte que prudencia, respondió sin miramientos:

- Majestad, vuestros versos son nefastos.

Dionisio, previsiblemente, se enfadó mucho, e hizo encerrar al poeta una semana en las caballerizas. Al término de ese tiempo, le hizo llamar para entregarle una nueva serie de versos que había escrito, suponiendo que el encierro ablandaría cualquier futura crítica de Filoxeno.

Éste se presentó ante el monarca, cogió los versos en silencio, empezó a leerlos, y en silencio también los devolvió sin acabar de leerlos, dio media vuelta y se dispuso a abandonar la sala.

- ¿A dónde vas?- preguntó Dionisio.
- A las caballerizas- respondió el poeta.

via Peluche

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